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21 Juegos ---> El cielo para aprendices de astrónomo

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clase Autor Tema: 21 Juegos ---> El cielo para aprendices de astrónomo  (Leído 18185 veces)
Oli

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Sant Boi. Barcelona 
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minimensaje
« respuesta #30 del : Sáb, 04 Abr 2020, 20:52 UTC »

Y luego llegó la oscuridad....llegó la religión, verdad?

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m111

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minimensaje
« respuesta #31 del : Dom, 05 Abr 2020, 16:43 UTC »

Y luego llegó la oscuridad....llegó la religión, verdad?

No necesariamente, la religión ya existía, los que llegaron fueron los bárbaros, fueran religiosos o ateos.

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m111

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minimensaje
« respuesta #32 del : Dom, 05 Abr 2020, 17:03 UTC »

Juego 20

https://www.youtube.com/watch?v=JNS_SUmCJm4

Hoooola, hoy es domingo, vamos a terminar este tour por la astronomía griega con Tolomeo, sus antecedentes y un resumen de las teorías más curiosas de la época.

Luego y durante unos días nos tomaremos unas vacaciones para asentar conocimientos o hacer otras cosas pendientes, hay mucho tomate para repasar y asentar ideas, así lo cogeremos más tarde con ganas renovadas.

Hoy vamos a extractar las explicaciones que nos da José Comas Solá en su libro “Astronomía” y también en la Wikipedia de todo ese periodo histórico de la astronomía griega, porque algo que ya está bien explicado ¿para qué lo vamos a complicar nosotros?

Eudoxio (siglo IV aC). Considera el Sol girando alrededor de la Tierra. Supongamos a la Tierra en el centro de una esfera en la que van pegadas todas las estrellas. Esa esfera da una vuelta en un día alrededor del eje que pasa por el centro de la Tierra. Supongamos una esfera interior, concéntrica de la primera y con las extremidades de su eje unidas a la misma, formando ambos ejes un ángulo de 23.5º (oblicuidad de la eclíptica). Si en el interior de esta esfera interna imaginamos un punto cualquiera (el Sol), que de momento suponemos fijo, o sea que la esfera interna esté inmóvil, será arrastrado, dando una vuelta completa alrededor de la Tierra en un día. Ahora supongamos que esta esfera interior da una vuelta completa alrededor de la Tierra en un año. El punto fijo (el Sol), al mismo tiempo que da vueltas alrededor de la Tierra en un día, avanzará en un año una vuelta completa. Este concepto es el mismo en el que se basa Hiparco para explicar la retrogradación de los Equinoccios.
Eudoxio también extiende su sistema homocéntrico (que tiene el mismo centro que otra cosa que sirve como referencia) a los demás planetas a base de los deferentes y los epiciclos. No explica como son los apoyos de los ejes, material de las estrellas y su invisibilidad, ni la fuerza motriz que pone todo ese mecanismo en movimiento en los que los frotamientos serían considerables.

Aristóteles adoptó y completó mas tarde esta teoría como ya vimos. Eudoxio influyó mucho, como luego veremos, en Tolomeo.

Hiparco de Nicea ( n150 aC) Determinó la duración de la revolución de la Luna, su excentricidad  e inclinación sobre la eclíptica, señalando los movimientos inversos (ápsides y nodos). Fijo la línea de los nodos del sol y calculó su excentricidad y la posición del apogeo (máxima distancia a la Tierra durante su órbita) de la órbita Solar (su sistema era geocéntrico, o sea con la Tierra en el centro).
Se le debe la teoría de la excéntrica y los epiciclos solares y planetarios. Tablas astronómicas del Sol y la Luna y el primer catálogo de 1025 estrellas, y la retrogradación de los equinoccios.

Tolomeo o Ptolomeo, 100 a 170 dC., nació en la Ptolemaida Hermia, al norte de Tebas, la actual Luxor de Egipto, y fue astrónomo, astrólogo, químico geógrafo y matemático. Se cree que trabajó en la Biblioteca de Alejandría. PERFECCCIONÓ LAS TEORIAS DE ARISTÓTELES E HIPARCO.

Tolomeo estudia el movimiento de la Luna y descubre una desigualdad periódica llamada evección (desplazamiento del perigeo, mínima de distancia a la Tierra, de dicha órbita y en una variación de su excentricidad causado por la atracción del Sol).

Perfeccionó el sistema de excéntricas y epiciclos, con los que débilmente explicó los movimientos del Sol, Luna y Planetas.

Todo ello lo explicó en su obra Almagesto. En la que expone su sistema del mundo, los trabajos de Hiparco y su catálogo de estrellas, tablas astronómicas, e instrumentos astronómicos griegos, o sea que reúne los conocimientos astronómicos en los que creía de la antigüedad.

He aquí como define Estrabón su sistema astronómico y que comprende toda la Astronomía de la Escuela de Alejandría: “La Física demuestra que el Cielo y la Tierra son de forma esférica, que los cuerpos pesados son atraídos por el centro del Mundo. Que alrededor de este punto y bajo la forma de una esfera concéntrica con el Cielo, la Tierra permanece inmóvil sobre su eje, el cual, prolongándose, atraviesa el Cielo por la mitad. Que el Cielo está arrastrado por un movimiento giratorio alrededor de la Tierra, del este al oeste, movimiento que, comunicándose a las estrellas fijas, las arrastra con la misma velocidad que el cielo. En ese movimiento las estrellas fijas describen círculos paralelos, siendo los más importantes el ecuador, los dos trópicos y los círculos árticos, y que los planetas siguen círculos oblicuos comprendidos en los límites del Zodiaco”.

Tolomeo suponía que la Tierra era esférica, situada en el centro del Universo y envuelta por una esfera de aire o atmósfera, rodeada a su vez por la esfera de éter, del fuego o de los meteoros, en la que se forman las estrellas volantes, los bólidos, los aerolitos y cometas.
Seguía el cielo de la Luna, que daba  la vuelta alrededor de la Tierra en 27 días y 8 horas, después el cielo de Mercurio, el de Venus, el del Sol, que daba una vuelta en 365 días y 6 horas, el de Marte, el de Júpiter y el de Saturno en tiempos más largos. Encima de todos estos cielos estaba el cielo de las estrellas fijas.
Seguía una última esfera, llamada el PRIMER MÓVIL, que no sólo daba una vuelta entera alrededor de la Tierra en 24 horas, sino que por frotamiento (como un embrague) o por un sistema de pivotes, obligaba todos los cielos interiores a participar de su movimiento, dando lugar a que todos, con pequeñas diferencias, dieran también, lo mismo que las estrellas, un giro completo alrededor de la Tierra en un día.

El EPICICLO (del griego “sobre el círculo”) fue la base de un modelo geométrico ideado por los antiguos griegos que utilizaban el SISTEMA GEOCENTRICO (la Tierra en el centro) para explicar las variaciones en la velocidad y la dirección del movimiento aparente de la Luna, el Sol y los planetas.
 
Los planetas se mueven en un círculo pequeño llamado epiciclo que, a su vez, se mueve a lo largo de un círculo más grande llamado deferente. Ambos círculos giran en el sentido de las manecillas del reloj y son más o menos paralelos al plano de la órbita del Sol (eclíptica).

El EPICICLO gira y rota a lo largo del DEFERENTE con un movimiento uniforme. Sin embargo, Ptolomeo encontró que la razón a la que el deferente giraba no era constante a menos que fuera medida desde otro punto localizado a la misma distancia de la excéntrica, al que llamó ecuante. Y lo que era constante era la razón angular a la que el deferente se movía alrededor del ECUANTE. Fue el uso de ese ecuante lo que distinguía al sistema ptolemaico.

Para los PLANETA EXTERIORES, el planeta se mueve a través del cielo nocturno más lentamente que las estrellas. Cada noche, el planeta aparecería "desfasado" un poco por detrás de las estrellas próximas, en lo que se llama MOVIMIENTO PROGRADO. Ocasionalmente, cerca de la OPOSICION (cuando la Tierra se encuentra entre el Planeta y el Sol), el planeta parece moverse a través del cielo nocturno más rápido que las estrellas, en el llamado MOVIMIENTO RETROGRADO.

Los PLANETAS INTERIORES se observan siempre cerca del Sol, apareciendo poco antes del amanecer o poco después de la puesta del sol. Para solucionar esto, el modelo de Ptolomeo fijó el movimiento de Mercurio y de Venus para que la línea desde los puntos ecuantes al centro del epiciclo fuera siempre paralela a la línea Tierra-Sol.

Animo valientes, parece difícil pero no lo es. Observar los movimientos en los gráficos de la Wikipedia que adjunto.

(En el gráfico de la X en medio: Los elementos básicos de la astronomía de Ptolomeo. Planeta rojo en un epiciclo (círculo de puntos más pequeño), un deferente (círculo de puntos más grande), el excéntrico (X) y un ecuante (punto negro grande). * El centro del deferente es X, pero el movimiento angular del epiciclo es aparentemente acorde solo respecto al punto (·) que es el ecuante. * El deferente es el recorrido circular que describe el centro del epiciclo. * El ecuante es el punto en torno al cual se mueve el planeta en su trayectoria, aparentemente).

https://www.youtube.com/watch?v=EpSy0Lkm3zM

Cuando nuestro rey Alfonso X el Sabio en la Edad Media leyó el Almagesto en la Escuela de Traductores de Toledo dicen que pronunció la siguiente frase, seguramente apócrifa "Si Dios me hubiera consultado antes, hubiera elegido un sistema más simple"

Para que os hagáis idea de las peloteras que tenían las distintas escuelas de filosofía, hacían de todo menos aburrirse:   

Heráclito de Efeso, basándose en la aparente elevación del horizonte del mar cuando lo observamos desde una montaña, creía que la Tierra era hueca.

Anaximandro, Leucipo, Anaxágoras, Demócrito y otros creían que la Tierra era de forma cilíndrica, estando habitada en la parte superior del cilindro.

Epicuro y Jenófanes creían que la Tierra era una montaña alta en la que vivía la Humanidad y que la base era de una profundidad infinita.

Hesiodo creía que la Tierra estaba inmovilizada por raíces infinitas, y que por esa razón la esfera celeste no podía girar alrededor de la Tierra. O sea que cuando llegaba la noche, o el Sol se apagaba y retrocedía otra vez hacia el Este (donde volvía a encenderse por la mañana), o como decían los egipcios, que bajo la Tierra había túneles por los que corrían ríos que por la noche recorría el Sol (Dios Ra) en la barca solar, derrotando cada noche al monstruo-serpiente-dragón Apofis que trataba de impedirles el paso (Ra hacia ese viaje subterráneo cada noche para volver a renacer por el este cada mañana y que así no se terminara el mundo).

Y hasta aquí, la mezcla de ciencia y fantasía de esos locos bajitos y con faldas que fueron los griegos, egipcios y mesopotámicos.

¿Eran más tontos que nosotros por creer algunas cosas que ahora nos parecen ridículas?

De ninguna manera, lo que les pasó es que ellos no tenían tantos hombros de gigantes en los que apoyarse como nosotros. Además de muy pocos medios técnicos para verificar y experimentar con una materia tan lejana y extraña a nosotros como es el Cielo. Con todo, por primera vez en la historia de occidente esos grupos de personas enseñaron a la posteridad a pensar de forma ordenada, haciendo ciencia pura y empírica basándose en las matemáticas, geometría y resto de las ciencias y transmitieron sus conocimientos. Lo que no es moco de pavo.








el 1
* oposición de un astro.jpg (52.31 KB, 620x565 - visto 51 veces.)
el 1
* Epiciclo y deferente.jpg (23.68 KB, 560x500 - visto 52 veces.)
el 1
* Elementos tolemaicos.jpg (28.4 KB, 600x600 - visto 50 veces.)
el 1
* movimiento astros geocentrismo.jpg (140.34 KB, 609x600 - visto 50 veces.)
el 1
* Ra_Set_Apofis.jpg (48.36 KB, 387x350 - visto 51 veces.)

« Últ. modif.: Dom, 05 Abr 2020, 18:26 UTC por m111 »
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m111

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minimensaje
« respuesta #33 del : Mié, 15 Abr 2020, 17:18 UTC »

Juego 21

Subid los altavoces
https://www.youtube.com/watch?v=K1kuuejZTfM

DE LOS MIEDOS Y LA MÚSICA DE LAS ESFERAS

Hace muchos, muchos años, bueno, no tantos, vivía un niño de vuestra edad que tenía miedo a la oscuridad. Se puede tener miedo a cualquier cosa, al matón del colegio que hace la vida imposible a los pequeños, a no gustar a la niña que te pone colorado cuando os cruzáis, incluso a no gustar a nadie, un día sales de casa y resulta que no gustas a nadie, ni a ti tampoco porque ese día te has mirado al espejo y te has parecido muy fea, vaya lata ¿no?, miedo a no aprobar, a que tus padres te regañen porque has perdido el lápiz, hasta a comer brócoli o a cualquier otra cosa mala que os imaginéis. Incluso a esa miseria tan diminuta que ni se ve y que llaman virus, algo que no resistiría a una certera patada vuestra.

Nuestro héroe, no os riais porque todos podéis convertiros en héroes, tenía miedo a la oscuridad, a la soledad y al silencio, que no hubiera ruidos le ponía de los nervios, mira tú. Su imaginación rellenaba todo ese vacío con monstruos, algo inmediato, indefinido y muy peligroso. En ese tiempo, para asustar a los niños se atrevían a ponerle un nombre: “el coco”.

¿Cómo le vinieron de repente todos esos miedos al muchacho? Echando la memoria atrás, recuerda una película que le aterrorizó de veras. El experimento del doctor Quatermass, algo bastante ridículo hoy en día. Una película en blanco y negro del comienzo de la ciencia ficción, serie B.

Como premio por haber aterrorizado a los niños de la época, hoy se la considera “película de culto” por los “especialistas”. O sea, como ese libro que te gusta tanto y tienes siempre en la mesilla de noche acumulando polvo y regañinas de tu madre, para poder releerlo de vez en cuando antes de apagar la luz. No os recomiendo que tengáis esa película en vuestra cabecera, hay cosas mejores, aunque nuestro héroe sí que la siga teniendo para recordarle a menudo que los malos sueños sólo son eso, sueños malos.
 
Se hicieron dos secuelas del bodrio, Quatermass II y ¿Qué sucedió entonces? Quatermass III. Luego la imitó Rambo. O sea que su autor dio en la diana de asustar a la gente y seguramente se forró.

Ya se sabe que “de una precuela de terror que no asuste no hay secuela”.

 El caso es que, a nuestro héroe, por una cosa o por otra, se le atascó el curso y al final tuvo dos cates. Sus padres se extrañaban ¡cómo ha cambiado el niño!, debe de ser el comienzo de la edad del pavo, ¿tú crees? ¿pero si no se le ve la cresta?

Se decidió por unanimidad y con la oposición del interesado, que pasara las vacaciones en casa de los abuelos a los que hacía la mar de años que no veía. No hubo protestas que valieran.
 
La casa de los abuelos era lo que en el Pirineo llaman “borda”, o sea una casa en el bosque, de piedra y madera, no de chocolate, pero igualmente aislada de los pueblos y que podía ser desde cabaña de pastor, vaquería y refugio del ganado, o vivienda de personas que vivían de la madera y de la leña, de la carbonería, de la cantería, de la herrería, de los molinos harineros, de la ganadería o de pequeñas plantaciones de maíz diseminadas por el monte. Sus abuelos formaban parte de ese grupo. Tenían un bosquecillo de hayas para recolectar la madera y el pastoreo, y una antigua calera para fabricar cal.

Desde la casa de sus abuelos, las luces del pueblo brillaban débiles en lo más profundo del valle. Sus tíos y primos, vivían en el pueblo o desperdigados por este lado del monte y por el otro, que ya era Francia.

En ese lugar, el miedo de nuestro héroe se convirtió en pavor, todo le inquietaba, la vieja casona, la negrura de la noche, el profundo silencio y a la vez los infinitos ruidos de las criaturas del bosque.

Por la noche tardaba en dormirse, sólo se animaba a sacar la cabeza de entre las sábanas para contemplar la multitud de estrellas que alumbraban su ventana. A veces, parecía como si no se apagara la luz y se quedaba mirándolas hasta muy tarde, hasta que su abuela terminaba de trastear en la cocina, luego la casa se quedaba silenciosa y volvía a meter la cabeza bajo la sábana hasta que se quedaba dormido.

Nuestro héroe salía muy poco. O sea, nada, nunca salía de la casa más lejos del pequeño prado inclinado de detrás.

Los primos, que se pasaban todo el día afuera dando guerra, cuando se da guerra en el bosque los mayores lo notan menos, venían a buscarlo, pero él se justificaba con que sus padres le tenían prohibido salir, porque tenía que estudiar. Mentira podrida, pero el abuelo le echaba un capote, vosotros estáis salvajes, dejadle en paz hasta que él se haga. Nuestro héroe pensaba que a ese lugar no se haría nunca.

Con el tiempo le fueron dejando por imposible y él se encontraba cada día más sólo y amurriado. Los únicos que le hacían caso eran los abuelos que le trataban como a un niño algo especial, estos madrileñitos son algo rarillos ¿a quién habrá salido, a ama o a aita?

Tampoco le quitaba ojo un perro piloto, chato y pequeñín, con una campanita al cuello que pasaba todas las tardes carretera arriba, tin tin tin, guiando un rebaño de ovejas con cuernos, qué cosa más rara que todos, machos y hembras tuvieran cuernos. El pastor saludaba en vasco al pasar “arratsalde on”, tocándose la boina con la mano; y el perrito, jadeando, no se despegaba de la cancela hasta que nuestro héroe le saludaba los primeros días con la mano y luego acudía a darle alguna golosina. Solo entonces, el perrito volvía corriendo, tin tin tin, a su obligación de dirigir el rebaño hasta el redil que quedaba algo más arriba. Desde la balconada podía ver al perrito piloto rodeando a las ovejas a la carrera para que no se le escabullera ninguna y que entraran todas sin entretenerse. A las ovejas antes de entrar al redil, las da por ponerse a contarse cosas. O sea, que hacía su trabajo rápido y eficaz.

Cada dos fines de semana llegaban sus padres en su viejo Chevrolet del 48, una ranchera de chapa y madera, tocando la bocina estrepitosamente.

Alguien debió decirles algo o sería por pura intuición de padres, a veces los padres leen hasta el pensamiento, hay que tener cuidado con eso. El caso es que un día llegaron con un telescopio usado que su madre había comprado en el rastro. Un refractor Polarex Unitron de 6 cm de apertura en una caja que parecía una maleta de cartón, con su desvencijada montura altacimutal y un trípode de madera que costó acoplar, primero apretando alguna palomilla o limpiando con aceite alguna pieza oxidada, hasta que el tubo estuvo sobre la montura en un equilibrio lo suficientemente estable. Así no, que lo estamos montando al revés, no queremos mirar al suelo sino al cielo, y vuelta a empezar desmontándolo y montándolo de nuevo.

Su madre dijo que en la óptica Galileo les habían asegurado que tenía una magnífica lente. Menos mal.

Tras una hora de lucha quedó todo ajustado y montado sobre el adoquinado de la entrada. Y después de que la abuela le diera un buen fregado mientras canturreaba, el esmalte blanco del tubo refulgía al sol como una estrella. Nuestro héroe lo miraba embelesado. Léete bien las instrucciones que esta noche lo estrenamos.

Es sólo un préstamo a medio plazo y un compromiso para que apruebes en septiembre y que el año que viene estudies más, le dijo su madre ¿Tengo tu palabra?, nuestro pequeño héroe no supo qué contestar y se limitó a encogerse de hombros.

Pero como siempre ocurre cuando quieres estrenar un telescopio, esa tarde se nubló y por la noche estalló una tremenda tormenta de verano. Quien no ha estado en el Pirineo, ignora lo que es una verdadera tormenta. Diluviaba como en otoño, los relámpagos iluminaban todo como un flash, los truenos resonaban entre las montañas, repitiéndose el eco de una ladera a otra y el granizo tamborileaba sobre el tejado.

A través de los churretones del ventanal de la galería se veía al perrito piloto, subido en su atalaya e impasible al aguacero, pareciendo guardar todo el valle. El vendaval bramaba BBBBUUUUUUUU

Se pasó lloviendo todo el fin de semana hasta la tarde del domingo que escampó, y mientras sus padres se alejaban carretera abajo, entre unas nubes blancas salió el sol.

De noche, ya no había ni una nube y desde su ventana nuestro héroe descubrió un lucero que hasta entonces le había pasado desapercibido, se veía mirando hacia el sur, había comprobado que el cielo más bonito era el que miraba hacia España, hacia Francia era un aburrimiento, las mismas estrellas todas las noches dando vueltas como en un tiovivo. Hacia el sur cambiaba todas las noches la película del cielo.

Miró el almanaque que le había traído su padre.
 
Decía del lucero, “En la medianoche durante los días caniculares se podrá contemplar al planeta Saturno mirando hacia el mediodía” con ese trabalenguas no estaba seguro, pero le pareció que el lucero podría ser Saturno.

El corazón le dio un vuelco y muy resuelto tratándose de él, cogió el telescopio por el trípode y se lo cargó al hombro, salió de su habitación despacito y bajó de puntillas por la escalera, la madera de los peldaños crujía como si se fuera a romper.

El zaguán no le generaba ninguna confianza, si en los miedos hay graduaciones, poco, bastante, mucho y cagarse de miedo, él estaba cerca de lo último, allí había una gran cantidad de cachivaches que dibujaban sombras extrañas en la pared. Dos guadañas colgaban de unos soportes de madera, media docena de hachas y una gran piedra de afilar de manivela a la que costaba hacerla girar, unos líos de sogas y lo que parecía más terrible, en un rincón entre las sombras, había un pupitre de niño pequeño de madera con un muñeco sentado en el taburete que ahora le miraba incrédulo: y tú, cagueta, ¿adónde vas?

Nuestro héroe hizo un gran esfuerzo por no saltar con un hacha a romperle la crisma, pero se limitó a abrir la parte inferior de la puerta sigilosamente sin que chirriaran demasiado los cerrojos y sin que se le cayera toda su carga al suelo. Luego, se coló en cuclillas por abajo, dejándola entreabierta como posible vía de escape de este gato que salía a la noche.

Era el 23 de junio y la noche, tras la lluvia de los días anteriores, estaba fresca y transparente. Un revoltillo de olores de plantas silvestres, que estaban en su esplendor, le llegó de pronto a la nariz.
Estornudó dos veces. Se subió el cuello de la camisa y avanzó a tientas por el camino empedrado que iba a la leñera. Su vista se iba aclimatando.

Pensaba quedarse junto a la casa, pero el lucero estaba justo detrás. Así que dio la vuelta y ascendió con el telescopio al hombro hasta la pequeña planicie de hierba que había junto al cercado de los ponys. Oyó un trotecillo que le sobresaltó, eran Mateo, Lucas y Juan que se acercaban a por su ración de pan. Tendido como un haragán, se distinguía a lo lejos la silueta de Marcos. Ahora no os traigo nada, pero sois bienvenidos, me gusta que os quedéis a mi lado mientras miro por el telescopio. En la noche perfumada, sólo se oía el canto de los grillos y un suave rumor de hojas de los álamos que acompañaban a la carretera hasta el pueblo. La mole de la casona de los abuelos se veía oscura y cerrada. No quiso pensar en lo que le recordaba.

Durante esos días, había ensayado en su habitación cien veces la operación de montaje y desmontaje siguiendo al detalle las instrucciones del telescopio, o sea que se lo sabía todo de memoria y hasta con los ojos cerrados. Miró su sombra a sus pies, encima de él la Vía Láctea parecía un reguero de luciérnagas.
 
Con la ayuda de su padre había conseguido ajustar el buscador. Que lo que se veía por el telescopio pequeño, se viera también con el grande. Abrió las patas del trípode, colocó la bandeja porta objetos y niveló las patas en el terreno, se hundieron un poco y tuvo que ponerlas un poco más allá, en un sitio más seco y duro. Dirigió el telescopio al planeta, que brillaba más que cualquier otra estrella, lo encontró en el buscador, esa luz, no, por el telescopio no se veía nada. Probó varias veces, nada, todo negro, y sin embargo el planeta seguía allí enfrente. Observó el tubo, la tapa estaba echada, se río, menos mal que nadie le estaba mirando, volvió a mirar y entonces lo vio.
 
GRRRRRRRRR
¡Qué susto!

Alguien le empuja por la espalda. Sólo es Lucas alargando el pescuezo desde el otro lado de la cerca y rebuscando con el hocico en su bolsillo.
 
El corazón le late apresuradamente, respira hondo para tranquilizarse, Saturno brilla mucho en el cielo y le atrae, ahí está, luego mira por el ocular de 45 aumentos y descubre un Saturno pequeñito, como una niña que viniera bailando el hula hop y se paseara por el campo del ocular. Parece que baila, dice.

El pequeño planeta baila mientras que nuestro pequeño héroe se va haciendo con los mandos de la montura como si pilotase una nave espacial. Brruuuumm qué bonito, dice bajito, luego va elevando el tono BRRuummm, BRRRUUUMMMM.

Entonces lo oye, oye como un fuerte viento asciende por la montaña moviendo las hojas y las ramas de los árboles, cómo los grillos elevan el tono de su gri, gri, grí hasta casi gritar, cómo en la charca las ranas croan desaforadamente croac, croac, croac, cómo chilla la lechuza en la casa en ruinas hrrrriiiiiiiiiiiii pittrrrriiiii, cómo la noche se llena de ruidos de vida que se arrastra, que nada, que corre y que vuela, las vacas mugen en el cercado, las ovejas balan allá arriba y el autillo silva una y otra vez kioo, kioo, kioo…

Nuestro héroe está paralizado por el ensimismamiento y entonces los ve, Mateo, Lucas y Juan, bailan girando sobre sí mismos, dando vueltas como si quisieran morderse el rabo, Marcos se revuelca en el suelo soltando coces y rebuznando hiahiahiaaaaaa, y el perrito piloto junto a la cancela jadea estrepitosamente, no, calla, no jadea, el perrito piloto se ríe, ríe porque está contento, todos están contentos y cantan y bailan felices, y no hay nada que temer porque todo es alegría.

Nuestro héroe mira de nuevo por el telescopio y ve a Saturno bailando su danza eterna, desplazándose elegantemente por el campo del ocular una y otra vez, y el sonido que todos siguen es la música del Universo.

FIN

-¿Cómo que fin?, eso no puede terminarse así ¿Qué le pasó a nuestro héroe? ¿Perdió el miedo? ¿Se lo llevaron las sorginas en la escoba al akelarre? ¿”nuestro pequeño héroe” se atrevió acaso a salir de casa algún día a jugar con los primos?

Terminarlo vosotros, creo que tenéis más imaginación que yo o sea que os dejo encargado terminar el cuento. Yo solo pongo un final para mayores, y que cada uno elija el suyo.


Cuando necesita recargar pilas, busca la soledad, se va al campo o se queda en casa, se tumba en la hierba o en la alfombra de su habitación y allí, con los brazos extendidos, mira al cielo o al techo y siente como se desplaza con todo el Universo, como baila, como se mueve el mundo que a todos nos lleva, mientras intenta recordar aquella música de las esferas de cristal que oían los antiguos y que el también oyó cuando era pequeño, compuesta por los cantos y las risas de todos los viajeros.

¿Fue una ilusión, la imaginación de un niño solitario, un sueño? Nuestro héroe nunca lo supo porque pronto se hizo mayor y no consiguió volver a oírla nunca más. Bueno, nunca más es mucho decir, digamos que “sólo por ahora…”

https://www.youtube.com/watch?v=7cmrYHsI6eg

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Galahad

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Galicia 
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minimensaje
« respuesta #34 del : Mar, 21 Abr 2020, 20:29 UTC »

Por falta de tiempo, no entro demasiado en el foro últimamente. A finales de mes entré y me encontré este hilo, pero como iba rápido, le eché un ojo por encima y me lo anoté para leer a fondo más adelante.

Veo que he llegado tarde y ya no está... Triste  Una pena, lo poco que pude ver, me pareció realmente interesante.

« Últ. modif.: Mar, 21 Abr 2020, 20:30 UTC por Galahad »
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0tt0

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avatarc

Somos el Universo mirándose a si mismo

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minimensaje
« respuesta #35 del : Mar, 21 Abr 2020, 21:47 UTC »

¿ Qué pasó?

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Óbolo

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Sant Feliu de Guíxols 
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minimensaje
« respuesta #36 del : Mar, 21 Abr 2020, 21:56 UTC »

Ostis ! Que ha pasado aquí?

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madaleno

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avatarc

Bustarviejo (Madrid) 
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minimensaje
« respuesta #37 del : Mié, 22 Abr 2020, 06:59 UTC »

?????

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m111

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Madrid 
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minimensaje
« respuesta #38 del : Mié, 22 Abr 2020, 10:02 UTC »

Pues sencillamente, no se si a otros que hayan participado en las discusiones les habrán advertido como a mí, pero yo he recibido un aviso muy serio de que si no dejaba de hablar de política ¿? me iban a banear. Y como no estoy dispuesto a que si me banea se queden mis aportaciones en este foro, o sea que yo no pueda entrar y sin embargo el foro se las apropie, he decidido borrar el hilo yo mismo. Lo siento por si os estaba gustando ya que mi intención era haceros más liviano el confinamiento, pero las cosas son como son y tampoco hay que dramatizar, aquí queda el hilo para que lo siga el que quiera y a lo mejor el mío lo podréis ver algún día en cualquier otra parte.

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Cirax
Peleando contra el cierzo

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Zaragoza 
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minimensaje
« respuesta #39 del : Mié, 22 Abr 2020, 10:44 UTC »

Borro mis aportaciones constructivas y dejo el trolleo que parece ser que es lo que quieres que vea el foro de ti.  Plan sin fisuras.  

Encima de que habla el moderador contigo, y bien que ha hecho, para que seas consciente y entiendas para que se te avisa.  Yo llevo años mirando foros y es normal que se te corrija semejante derrail en el tema del covid, no sé cuanto llevas mirando o participando en estos sitios... poco o en algún foro-selva.  


« Últ. modif.: Mié, 22 Abr 2020, 10:45 UTC por Cirax »
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m111

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minimensaje
« respuesta #40 del : Mié, 22 Abr 2020, 14:12 UTC »

Borro mis aportaciones constructivas y dejo el trolleo que parece ser que es lo que quieres que vea el foro de ti.  Plan sin fisuras.  

Encima de que habla el moderador contigo, y bien que ha hecho, para que seas consciente y entiendas para que se te avisa.  Yo llevo años mirando foros y es normal que se te corrija semejante derrail en el tema del covid, no sé cuanto llevas mirando o participando en estos sitios... poco o en algún foro-selva.  



Te voy a contestar por privado para que nadie pueda decir que busco bulla.

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Kitos Akash
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minimensaje
« respuesta #41 del : Jue, 23 Abr 2020, 14:34 UTC »

Pues una verdadera lastima lo de este hilo la verdad, era muy divertido y se aprendian muchas cosas.

Sin entrar a valorar discusiones de otros hilos..

Un saludo

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Nolomar

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Manuel

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minimensaje
« respuesta #42 del : Sáb, 25 Abr 2020, 21:24 UTC »

Me da tanta pena que se cierre este hilo, como el que se hubiera abierto del del COVID, por el que ya hace tiempo no paso.
La política vuelve irracional al ser humano...

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JesúsJM

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minimensaje
« respuesta #43 del : Sáb, 02 Mar 2024, 11:01 UTC »

Hola M111,

soy un recién llegado al mundo de la astronomía. Cuanto más voy entendiendo de "ese universo", más entusiasmado estoy.
He encontrado tus mensajes de 21 juegos y voy el 9. Al leer tus dudas sobre si "estoy hablando sólo a las paredes", que sepas que has escrito un manual de iniciación muy útil. Eso permanecerá para la posteridad. Yo he intentado "entender y aprender el cielo" y te reconozco que lo que más me está ayudando son tus 21 juegos, que voy disfrutando poco a poco e intentando avanzar resolviendo todas las dudas que cada juego me despierta. Es una maravilla. No me enrollo más, solo: MUCHAS GRACIAS de un recién llegado aprendiz. 

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